jueves, 10 de febrero de 2011

Tornem-hi.

Hola, ja sé que fa mooooolt i molt de temps que no poso res al blog.
Voldria recordar que aquest blog va néixer amb la idea d'apropar les meves reflexions i coses que vaig veient a la gent sobretot del meu entorn. Eh, que si arriba a més doncs millor.

Bé, doncs, tornem-hi.

Tot i que com ja sabeu per entrades anteriors, l'ajuda al desenvolupament que donem al tercer món és molt inferior al valor que els cobrem en concepte de deute extern, a vegades el primer món arriba a límits insospitats d'hipocresia i mala llet. Un dels exemples és el següent, que denuncia Enginyers sense fronteres:

Ingeniería Sin Fronteras denuncia que:

El Fondo de Agua y Saneamiento se ha convertido en un Fondo para la Internacionalización de las empresas españolas

El objetivo del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) para América Latina y el Caribe era favorecer la gestión pública, integral y participativa del agua, pero por el contrario encontramos adjudicaciones a Cartagena de Indias (11M€), gestionada por ACUACAR, empresa mixta participada en un 46% por AGBAR. O el caso de Metroaguas, operador privado también colombiano, filial de Triple A, que a su vez lo es de Canal de Isabel II, operador público presuntamente en vías de privatización.

Las grandes empresas españolas del sector participan en los órganos asesores del Fondo, buscando la ampliación de mercado y el lucro, lejos de los principios de solidaridad y erradicación de la pobreza. Además, existe una voluntad clara del Gobierno de otorgarles contratos y licitaciones, directa o indirectamente, como es el caso de AGBAR en Puerto Príncipe (Haití).

El Fondo promociona al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la ayuda reembolsable y no respeta el criterio de adicionalidad

El Fondo ha contribuido al rescate del BID, otorgándole 501,2M$ y propiciando la ayuda reembolsable y permitiendo viabilizar créditos a los países receptores por un valor de 296.5M$. Además, es preocupante que algunos proyectos del BID correspondan a proyectos anteriores que ya tenían en cartera, no respetando así el objetivo del FCAS de apoyar nuevos programas.

En el Fondo es necesario un nuevo rumbo

ISF propone: crear un nuevo Consejo Asesor formado por entidades no lucrativas, no otorgar ningún proyecto más al BID ni a ninguna Institución Financiera Internacional, que todo el presupuesto restante del FCAS se ejecute al 100% en proyectos no reembolsables y exigir que las licitaciones sean de carácter nacional en cada país de actuación para favorecer las estructuras locales, entre otras medidas

Para más información consulta los siguientes enlaces:

Comunicado con información detallada y casos concretos: En el Fondo no hay agua, sólo intereses”

Tabla con el “Estado de los proyectos multibilaterales” facilitada por el Gobierno Español.

También puedes consultar la web de la campaña www.agua.isf.es


Vaja, tot un exemple de solidaritat cap al tercer món. No tinc gaire temps ni ganes de comentar això que he llegit, tampoc crec que calgui, el tema parla per si sol, les ajudes es fan servir per augmentar allò que els benparlats en diuen "la nostra influència", que més aviat vindria a ser la invasió econòmica i per tant la perpetuació de l'esclavitud dels països pobres.

Bravo, un cop més m'agafen ganes de tenir un AK-47.

En fi, intentaré d'ara en endavant tenir el blog un mica més actualitzat.

Fins aviat.

martes, 2 de febrero de 2010

Sobre Haití, ara que està de moda

Sí, Haití està de moda, s'ha mort gent de forma espectacular. De fet, fa temps que hi mor gent de forma encara més espectacular i que ens hauria de cridar bastant més l'atenció, però no s'hi havia fixat ni Déu, potser és que els mitjans de comunicació no els interessava dir el que allà passava ni de qui era culpa (com la víbora sionista de la Rahola, que ja ha deixat anar la seva tifarada en una columna de la Vanguardia defensant l'ocupació militar yanki a Haití, i molts d'altres, però és que a aquesta li tinc especial manía). Per sort, al món queda gent que ens fa memòria, que treballa perquè els punts de vista més crítics surtin a la llum i per desmuntar els mítes de l'ajuda humanitària del primer món, que és ajuda amb una mà i bofetada amb l'altra. Disfruteu amb l'escrit d'Eduardo Galeano, no és molt llarg.

El primer día de este año, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó volteando al presidente Aristide.

Haití fue el primer país donde se abolió la esclavitud. Sin embargo, las enciclopedias más difundidas y casi todos los textos de educación atribuyen a Inglaterra ese histórico honor. Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra tuvo que volver a prohibir la esclavitud.
Nada tiene de nuevo el ninguneo de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson, prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía el mal ejemplo; y decía que había que "confinar la peste en esa isla". Su país lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento diplomático a la más libre de las naciones. Mientras tanto, en Brasil, se llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la esclavitud. Fue el último país en el mundo.

Haití ha vuelto a ser un país invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y para hacer mal el bien.

Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje herencia que viene del Africa. El mandato de los ancestros. La maldición negra, que empuja al crimen y al caos.
De la maldición blanca, no se habló.

La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero Napoleón la había resucitado:

-¿Cuál ha sido el régimen más próspero para las colonias?
-El anterior.
-Pues, que se restablezca.

Y, para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de soldados.
Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz. Y heredaron "la deuda francesa". Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón Bonaparte. A poco de nacer, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo: una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los bancos de los Estados Unidos.

A cambio de ese dineral, Francia reconoció oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había nacido condenada a la soledad.

Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de regalo. De reconocimiento, ni hablar.

En realidad, las colonias españolas que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821, pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.

En 1915, los marines desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank de Nueva York... El presidente y todos los demás negros tenían la entrada prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero. Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho. No fue fácil apagar los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza pública.

La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para exterminar cualquier posible asomo de democracia. Lo mismo hicieron en Nicaragua y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente haitiano de Somoza y de Trujillo.

Y así, de dictadura en dictadura, de promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años.
Aristide, el cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe.

Pero los expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras. País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal. Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional... Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los diarios.
Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos, donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción nacional.

En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que advierte: El mal paso.

Al otro lado, está el infierno negro. Sangre y hambre, miseria, pestes.

En ese infierno tan temido, todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean maravillas que se ofrecen en los mercados populares.

Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.


Les mateixes conclusions de sempre. Si els haguéssim deixat en pau quan tocava, probablement Haití seria ara un país amb prou força com per no dependre exclusivament de l'ajuda internacional en moments tant durs. Felicitats a Galeano, que ha posat de relleu una vegada més fins  a quin punt les polítiques occidentals són capaces d'arruinar països sencers i sumir-los en la misèria i la merda. Gràcies Eduardo.


I, per si encara us queden dubtes, un altre escrit dels bons:


VICENÇ NAVARRO * - Público de Madrid

 

28 Ene 2010. La enorme tragedia en Haití se ha presentado en la gran mayoría de los medios de información españoles como una catástrofe natural resultado de un terremoto de inusitada violencia que ha generado una gran respuesta humanitaria liderada por EEUU. Tal interpretación de lo ocurrido en aquel país es errónea.

 

Varios rotativos han señalado que incluso en la capital, Puerto Príncipe, los barrios pudientes apenas fueron afectados por el terremoto, con un número relativamente menor de daños, los cuales se concentraron en los barrios populares y pobres, donde vivía la gran mayoría de la población. Según declaraciones del propio alcalde de la ciudad, el 75% de las viviendas eran de muy pobre construcción, y el 80% de la población vivía en niveles de gran pobreza. No fue el terremoto en sí, sino la inexistente protección de la mayoría de la población, lo que creó la gran tragedia.


Lo primero que hay que acentuar es que, en contra de lo que dicen la mayoría de los medios de información, Haití no es, ni nunca ha sido, un país pobre. En realidad, fue siempre un país muy rico. En 1780, por ejemplo, el 60% del café y el 40% del azúcar consumido en Europa era producido en Haití. Pero, aunque el país era rico, su población era muy pobre: en realidad, el 60% eran esclavos en una colonia francesa. Su rebelión dio pie, más tarde, al establecimiento de una república, la segunda república que se estableció en las Américas, después de la estadounidense.


Más tarde, los problemas de Haití surgieron, en gran parte, debido a su proximidad a EEUU y el deseo de las compañías estadounidenses (muy influyentes sobre el Gobierno federal de EEUU) de asegurarse el control de los recursos del país, lo cual determinó la intervención activa y repetida (16 veces en el siglo XX) de aquel Gobierno (incluyendo a sus famosos marines) en las políticas del país. Estas intervenciones fueron siempre resistidas, lo que convirtió la historia de Haití de los siglos XIX y XX en una historia de revueltas populares reprimidas por las élites dirigentes y apoyadas siempre por el Gobierno de EEUU. Una de las más recientes fue el golpe militar que impuso Papa Doc Duvalier, que dirigió uno de los regímenes más corruptos y represivos que hayan existido en las Américas. Gobernó y arruinó al país durante 28 años. Fue sucedido por su hijo, el igualmente corrupto Baby Doc, Jean Claude Duvalier, cuyos Tonton Macoutes mataron a más de 60.000 opositores. El Gobierno federal de EEUU apoyó tales dictaduras. Una rebelión forzó a Baby Doc al exilio.


Más adelante, la población, en una de las pocas elecciones que se permitieron, eligió a Jean-Bertrand Aristide con un programa que incluía propuestas altamente populares como la reforma agraria, la reforestación de la tierra (desertizada por una sobreexplotación de la tierra por las compañías extranjeras), la sindicalización de los trabajadores en las empresas textiles (que eran famosas por las condiciones infrahumanas de sus trabajadores) y el aumento de salarios. Fue depuesto por un golpe militar en 1991, permitiéndosele que volviera en 1994 con la condición de cambiar sus políticas públicas, adaptándolas a las políticas neoliberales propuestas por la Administración Clinton. Aristide se resistió a desarrollar tales políticas, lo que generó un bloqueo económico por parte del Gobierno estadounidense que terminó con la expulsión de Aristide del Gobierno de Haití y su exilio. En su lugar, el Gobierno estadounidense y tropas de las Naciones Unidas impusieron un Gobierno títere, presidido por Gérard Latortue, altamente corrupto, que desmanteló las reformas realizadas por el Gobierno Aristide, desarrollando políticas neoliberales que destrozaron la agricultura nativa del país. Al eliminar la protección de la agricultura nativa, la desregulación de los mercados a nivel internacional, llamada globalización, destruyó la economía de Haití -que había sido un país exportador de arroz y azúcar-, pasando a ser importador de ambos productos, pues el arroz y azúcar importados se vendían en el mercado doméstico a un precio menor que el producido en el país.


En el año 2006, se permitieron elecciones de nuevo (aunque no aceptaron que Aristide participara y le forzaron a continuar en el exilio) y salió elegido René Préval. Préval había sido en su día aliado de Aristide, pero su Gobierno se coligió con EEUU siguiendo las políticas neoliberales dictadas entonces por la Administración Bush, lo que continuó afectando negativamente la infraestructura económica del país. En este sistema neoliberal, la pobreza la iban a resolver las Organizaciones No Gubernamentales (Haití es el país con mayor densidad de ONG en el mundo), todas ellas realizando su actitud caritativa, apoyadas por las instituciones de ayuda internacional. Mientras, Aristide no podía volver a Haití y su partido, Fanmi Lavalas (que era, ampliamente, el más popular), estaba y aún hoy continúa prohibido: Haití iba a celebrar elecciones el próximo mes, de las que Aristide y su partido estaban excluidos.


En realidad, una de las preocupaciones del Departamento de Defensa de EEUU es que el terremoto dé pie a una revuelta popular, tal como ocurrió en los años setenta en Nicaragua después de un terremoto similar (aunque con menor intensidad). De ahí la invasión de Haití por los marines bajo el argumento de "mantener la seguridad".


A la luz de estos hechos, hablar de desastre natural es asignar a la naturaleza o a un poder sobrenatural la responsabilidad de una situación de la cual se conocen fácilmente los culpables, incluyendo a los supuestos benefactores. Tanta "ayuda humanitaria" sirve para ocultar las causas políticas de la pobreza (ver "Las causas de la pobreza mundial", Público, 29-10-09). Lo que Haití necesita es que se le permita a la población poder desarrollar el sistema político y económico que desee, sin obstaculizar su desarrollo económico y sin demonizar a las fuerzas que intentan romper aquellas enormes estructuras opresivas, tal como está ocurriendo en otros países del mismo continente.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sobre el nacionalisme

Aquest text tracta de donar la meva visió sobre el tema del nacionalisme, els pros, els contres, el meu enfoc i la meva postura sobre el tema. Com que a més a més a ningú se li escapa que vivim en un país en que aquest tema és candent, hi incloc la meva visió en el tema dels països catalans, valencians, balears o barrufets, com li vulguin dir, però que tenen una història i cultura comunes. És la meva opinió, segurament n'hi ha moltes altres

Potser per intentar fer una aproximació del terme nacionalisme primer s'ha de definir què és per mi una nació. Doncs bé, per mi una nació és simplement un conjunt de persones que comparteixen unes característiques comunes, simple, no?. Clar, aquesta afirmació és molt atrevida, i no concreta gran cosa, d'acord, però és que és precisament és per aquest motiu que els nacionalismes són objecte de discusions inútils i estúpides, precisament perquè la gent sol debatre el tema del nacionalisme intentant donar definicions de nació que sovint solen concordar amb la definició de  la SEVA nació (normalment sacrosanta i super-guai), i no pas del concepte nació de forma generalitzada.
Bé, suposant que aquest terme ha quedat clarament definit i que es comparteix una mica com a mínim la meva idea, es pot seguir avançant en el desenvolupament de la idea. 

Com es tradueix aquest definició de nació a la vida real? Intentaré enfocar-ho sempre des de l'exemple dels països catalans, amb alguna pinzellada a nacions estrangeres.
Doncs bé, sota el meu punt de vista això es tradueix en que la nació és més forta (amb més vincles comuns) com més petita és aquesta nació, i fins on es pot arribar de petita? doncs fins a l'individu mateix. Jo sóc una nació, la meva família també, els meus veïns també som una nació, els ciutadans de rubí, els catalans, els espanyols, el europeus, els mediterranis, i al final de tot, el món sencer, som una nació, no hi podem fer més. Ara bé, aquestes nacions es van tornant menys fortes (amb menys vincles i menys coses a veure) a mesura que es van engrandint, sí, la nació espanyola és i serà sempre menys forta, en qüestió de característiques comunes, que la catalana, i aqusta nació serà sempre menys forta que, per exemple, la nació dels ciutadans de les terres de l'Ebre. Si parlem exclusivament d'éssers humans, i ens prenem cada ésser humà com un 1 o un 0 (està dins la nació=1, no hi és=0), aleshores podem arribar a la conclusió que hi ha tantes nacions com (2^n)-1, on n=població humana, és cosa de llenguatge digital, si ho voleu comprovar ho podeu fer. Aquest nombre és extremadament elevat i correspon a totes les combinacions que es poden donar entre els humans.
Esperant que s'hagi entès això, passem ara a parlar del nacionalisme en si.

Per mi, el nacionalisme és simplement "resistència a una invasió", normalment de tipus cultural i polític, però també sovint en pot haver-hi casos en l'àmbit econòmic (vegi's l'espoli fiscal a Catalunya, per exemple, hi ha molta gent que planteja un nacionalisme purament econòmic, per atreure l'atenció d'aquells qui no es senten part del nacionalisme cultural, no és la meva via, però és una via...). 
La manera com em vaig adonar de que el nacinalisme era bàsicament una actitud de resistència enfront el que es considera un invasió va ser escoltant discursos apàtrides, normalment de gent vinculada a l'anarquisme (el seriós, no el crosta) o nihilistes i seguidors de Nietzsche, i per altra banda escoltant discursos diametralment oposats, de gent nacionalista, normalment d'esquerres, perquè els discursos de dretes, vaja, no m'acaben d'arribar mai gaire endins. En els dos casos jo sempre acabava donant la raó al que parlava, i això em tenia preocupat, com podia ser que quan els escoltava els dos tinguéssin raó? Doncs perquè, com tothom, basaven els seu discurs en la discusió de si exiteix la nació o no existeix i, el que és més absurd, quins límits té. En aquest sentit jo sentia el nacionalista i pensava que describia la nació catalana perfectament, però venia l'anarquista i em donava a entendre que jo no només formava part d'una nació (cosa que era correcta) i que si jo formava part de més d'una nació, això volia dir que en el fons aquestes no existien (cosa que era incorrecta). La diferència entre l'un i l'altre en l'actitud, és que l'anarquista està disposat a formar part de totes les nacions de les que és part (i d'això en dedueix que les nacions són una tonteria que no existeix), mentre que el nacionalista simplement vol reconèixer que forma part d'una sola nació, i la resta són tonteries (cagada).

Però posem un exemple pràctic a tot plegat. Els catalans formem part de la nació catalana, cosa que per mi és correcta, i som culturalment diferents dels aragonesos, però no és menys cert que quan es tracta de portar aigua de l'Ebre capa a Barcelona, aleshores la gent de l'Ebre deixa de ser catalana, i passa a ser amiga dels aragonesos i junts fan front comú, perquè troben característiques comunes entre ells (en aquest cas econòmiques i medioambientals) i formen la nació de les terres de l'Ebre. Fixem-nos, però, que s'han ajuntat i s'han fet "nacionalistes de l'Ebre" perquè hi ha hagut un intent d'invasió econòmica, no pas per cap altre motiu. En el cas dels catalans, perquè som nacionalistes o independentistes? Doncs perquè uns veiem una clara acció d'extermini cultural enla política espanyola, altres hi veuen un espoli fiscal, altres simplement no hi veuen res i per això no són nacionalistes, altres veuen l'espoli i l'extermini cultural i ja els està bé, aquest són els botiflers.

I amb tot això, el kit de la qüestió ve ara. Fins on ha d'arribar el nacionalisme?? En quin punt pot ser l'energia necessària per dur a terme lluites d'alliberament nacional i quan passa ser un producte nociu inclús per la pròpia nació? Les respostes aquí són variades i diverses. Des del meu punt de vista la resposta està en veure una agressió justificada o no, i, sobretot, en veure si aquesta agressió és fruit de les ànsies de poder "estrangeres" o bé ha estat provocada per la pròpia nació que ara n'és la víctima. 

Per tant, el que volia que quedés clar és que no té sentit discutir sobre si existeix tal i qual nació, o si la meva nació és més correcta perquè arriba fins aquí o fins allà. No, el que cal veure quan es dicuteix de nacionalisme és a què s'enfronta aquest nacionalisme ( perquè sempre s'enfronta a alguna cosa), i un cop analitzades les causes del nacionalisme, aleshores decidirem si hi donem suport.

Per exemple, casos que per mi són de nacionalisme JUSTIFICAT:
Catalunya: Més enllà de l'espoli fiscal que tant preocupa als convergents, el que m'ha dut a mi a ser nacionalista/independentista és el fet que veig en la política espanyola una voluntat clara d'anorrear la nostra cultura, la nosta llengua i la nostra idiosincràcia, per tant, trobo justificat que els catalans ens plantem i siguem nacionalistes. Seria jo nacionalista si el ministeri de cultura espanyol fés anuncis promocionant la llengua catalana al territori, si es prioritzés des d'Espanya l'ús de la llengua regional a la llengua imperial, etc? No, no ho seria, no tindria sentit, segurament ningú ho seria, només quedarien els nacionalistes de l'espoli fiscal, debatre això ja és un altre tema, i si de cas ho debatem prenent un.... cacaolat.

Nacionalisme a l'Ebre:  Els van a prendre l'aigua per endur-se-la a Barcelona perquè tenim set, però perquè tenim set?, potser hem planificat amb el cul? potser perquè la població creix incessantment devorant el territori i a base d'especulació immobiliària? Doncs au, ens fem fotre i canviem el que haguem fet malament, no anem al veí a donar-lo pel cul.

Guerra del francès: Si venen els gavatxos a fotre'ns i a fer-nos servir, guerra, normal, no? 

Exemple de nacionalisme NO JUSTIFICAT:

Anglada i la immigració: La suposada agressió que planteja aquest papanates és una invasió del tercer món islàmic sub-desenvolupat i assassí, que només ve aquí a fer-se amb tot el que nosaltres hem construit. Aquest home no pensa en quines són les causes històriques i presents de la immigració al nostre país, el seu cervell de feixista ultra-catòlic (ell que sempre es caga en l'integrisme és el primer integrista) no arriba a veure que ens està arribant la merda que ens hem encarregat de generar amb les nostres polítiques d'espoli de econòmic i medioambiental als països del tercer món. I les iaies i els ignorants se'l creuen. El seu nacionalisme, però, no és català, no ens confonguem, és un nacional-catolicisme molt arraigat a les terres de porcs i capellns com Vic (o de porcs i porcs que és el mateix (que em perdonin els capellans vermells i dignes)).

Nacionalisme espanyol i Sionisme: Els dos nacionalismes es basen: un en l'agressió dels nacionalismes interns (espanya mai podrà caabar amb ells a no ser que acabi amb la totalitat de la població no castellana i ni així, perquè sempre hi haurà nacionalismes més petits i, per tant, més forts) i l'altre en una agressió externa (Arguments sionistes: El món ens odia, els àrabs en odien, la meva mare segurament també m'odia, m'agafa un brot psicòtic estil Rambo i bombardejo a qui em sembla quan em sembla, i si algú obre la boca és  un nazi negacionsita que no recorda que pobrets de nosaltres vam morir a l'holocaust, que, per cert, és l'únic holocaust de la història (els altres pobles no han estat mai perseguits per ningú) i nosaltres les úniques víctimes de totes les hordes de satanàs que són la resta del món....).

Bé, i ja paro perquè sinó això es farà realment feixuc de llegir, simplement espero que el text us hagi fet reflexionar sobre el tema. En resum, no és en el nacionalisme on hi ha el problema, ni tampoc en la nació, és simplement en el motor que mou aquest nacionalisme.

Salut.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Una de pirates

Somalia. Un país situat a la banya d'Àfrica, tal i com solen dir els mitjans de comunicació.

La història d'aquest país ha estat un caos des que els temps és temps. El seu territori ha estat conquerit constantment per potències estrangeres que no tenien cap interès en la població local, excepte potser els àrabs, que estaven molt interessats en la població local, però per vendre-la com a mà d'obra esclava. Més endavant en aquesta terra s'hi van assentar diferents colònies occidentals, com són italians, francesos i anglesos, a aquests el que els interessava de la seva terra era més aviat els recursos naturals i la situació estratègica en que està situat el país.

El 1959 Somalia va aconseguir la independència però la inestabilitat al país, junt amb la política de blocs practicada pels EUA i la URSS, van provocar que els diferents clans s'enfrontéssin entre ells, fent entrar el país en una voràgine de guerres civils que va provocar un col·lapse en el seu sistema de govern el 1991. Des d'aquell moment Somalia simplement no ha tingut cap govern, des de l'any 2004 se n'ha reconegut un internacionalment, però la situació al país parla per si mateixa. Caos total.

En aquest context de no govern i no control de cap situació, els països desenvolupats, sempre alerta, van veure un negoci molt fàcil a les costes de Somalia. Aquest negoci es basava en dos punts:

1.- Pesca incontrolada a les aïgues de Somalia. La pesca que es practica és altament nociva per a les espècies i l'ecosistema, però és que encara és pitjor per l'economia pesquera local, que no pot competir amb els grans vaixells occidentals i es veu sumida en la ruïna. Cal especificar que aquesta pesca local és plenament compatible amb l'ecosistema ja que els mètodes que utilitza no són agrssius per al fons marí.

2.- Abocament de residus en aïgues de Somàlia. Tot i que era difícil de demostrar, el 2004 el Tsunami al Sud-est asiàtic va deixar en evidència que s'estaven abocant residus a les costes de Somàlia, ja que els va fer sortir del fons marí. Alguns d'aquests residus eren altament contaminants, per exemple residus radioactius o altament tòxics, tal i com es pot llegir en aquest altre article (per poder contrastar les fonts si és que us interessa):

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85875

Aquest punt podria obrir un altre debat per als defensors afèrrims de l'energia nuclear, aquella energia que se suposa que els residus han de quedar enterradets i no fer mal a ningú. Quan aquests residus són massa cars d'eliminar ja podeu veure on van a parar. Però això són figues d'un altre paner.

Com anàvem comentant, davant d'aquesta situació i de la manca d'acció del "govern" de Somàlia, els pescadors locals van començar a formar el que ells denominàven "Guardacostes Voluntaris de Somàlia".
Pels mass-merda aquestes persones son gent sense ànima que es dedica a posar en perill les vides d'altra gent, i a segrestar vaixells i a exigir un rescat per a l'alliberament d'aquests perquè sí.
La realitat és una altra, els pirates de Somàlia són gent que protegeix a la desesperada la seva forma de vida i la sev economia local, no són angelets, evidentment, i estan disposats a fer el que sigui per salvar el cul, i també per enriquir-se personalment, però, vistes les posicions en que està cadascú, cal que ens plantegem la següent qüestió:
No seria millor preguntar al pesquer basc "què collons hi feieu allà", que no pas preguntar als pirates què collons feua  casa vostra? Jo crec que sí, perquè si els pirates busquen l'enriquiment personal, no és menys cert que els pescadors de l'Alakrana també i aquests pirates són simplement gent que ens recorda que a pesar que el primer món, de moment, pot anar per on vulgui fent el que vulgui, els que estan a la primera línia del front podria ser que s'els pelés el culet.

"SI NO VOLS POLS NO VAGIS A L'ERA".

I per acabar un vídeo d'allò més aclaridor, per tots aquells a qui us faci mandra llegir-vos tot l'escrit:






lunes, 9 de noviembre de 2009

Y si no te gusta la sopa, aqui tienes dos platos

Un altre article interessantíssim sobre la història d'israel, paciència i cultura, no cal que us ho llegiu tot avui.

Historia y moral de la limpieza étnica.

Llegué a Israel hace 40 años. Me llevó muchos años comprender que la existencia de mi país en su forma actual se basa en una

continua limpieza étnica de la población palestina. El proyecto se inició hace muchos años. Sus semillas se remontan a la falacia

fundacional del movimiento sionista, que se propuso establecer un Estado nacional judío en un lugar habitado por otra nación. En estas

condiciones a uno le asiste, a lo sumo, el derecho moral de luchar por un Estado binacional. El establecimiento de un Estado nacional

implica más o menos por definición la depuración étnica de los anteriores habitantes.

Albert Einstein se percató de esta falacia hace mucho tiempo.

Poco después de la Primera Guerra Mundial, "Einstein se quejó de que los sionistas no estaban haciendo lo suficiente para llegar a un

acuerdo con los árabes palestinos ... Él era partidario de una solución binacional en Palestina y previno a Chaim Weizmann contra el

nacionalismo de "estilo prusiano»". [1]

Pero el movimiento sionista hizo oídos sordos a esas advertencias. Así que aquí estamos, casi un siglo después, con un Estado nacional

judío dominado por nacionalistas militaristas y por militantes entregados con celo a la tarea de colonizar y "judeizar" el territorio bajo

control israelí a ambos lados de la Línea Verde (la frontera de 1967). El proyecto ha sido llevado adelante ininterrumpidamente y sin

descanso por parte de todos los diversos gobiernos israelíes, recientemente al amparo de unas "negociaciones" de pacotilla con el

Presidente Abbas.

La mayoría de las instituciones israelíes participan en dicho proyecto. Generación tras generación, los jóvenes israelíes ingresan en el

ejército para ofrecerle la cobertura militar necesaria. La muchachada israelí ha sido sometida a un lavado de cerebro para que pueda

creer honestamente que el ejército lucha "por la existencia de Israel". Sin embargo, en opinión de la autora de este artículo y de

muchas otras personas parece evidente que la supervivencia de la comunidad judía en este país depende de establecer mecanismos

viables de convivencia con los palestinos. De modo que bajo el lema de "lucha por la existencia" el Estado de Israel está llevando a

cabo un proyecto de naturaleza esencialmente suicida.

Esta perspectiva de larga data que permea la visión de las clases gobernantes israelíes quedó resumida sucintamente en un libro

recientemente publicado por un académico estadounidense llamado Saree Makdisi: Palestina Inside Out. El libro "sugiere que la

ocupación no es más que otro rasgo más de la vigente política israelí de expulsar lentamente de sus tierras a la población nativa

palestina. Esta política es anterior a la fundación del Estado y todas las prácticas que desarrollan los ocupantes (asentamientos ilegales,

confiscación de tierras, demolición de viviendas, etc.) sirven a ese objetivo final". [2]

Si usted descree de la afirmación anterior deténgase a considerar una serie de declaraciones realizadas por el propio David Ben Gurion

en una época anterior incluso a la creación del Estado de Israel (Ben Gurion fue líder del movimiento sionista antes de 1948 y el primer

Primer Ministro de Israel a partir de 1948):

"La transferencia forzosa de los árabes [palestinos] de los valles del Estado judío propuesto [por el plan de partición de la ONU] podría

darnos algo que nunca tuvimos, ni siquiera cuando vivíamos en nuestra propia tierra en la época del primer y segundo Templos... Nos

están dando una oportunidad con la que jamás nos atrevimos a soñar ni en nuestras más descabelladas fantasías. Esto es más que un

Estado, gobierno y soberanía: esto es la consolidación nacional en una patria libre". [3]

"Gracias a la transferencia forzosa [de la población nativa palestina, dispondríamos de] un vasto territorio [para establecer

asentamientos]... Yo apoyo la transferencia forzosa. No veo nada inmoral en ella". [3]

Durante la guerra de 1948 cerca de dos tercios de los palestinos que acabarían convirtiéndose en refugiados fueron expulsados de sus

hogares por el incipiente ejército israelí y un tercio se convirtieron en refugiados para escapar de los peligros de la guerra. A toda esta

gente (entre 750.000 y 1.000.000 de personas) se les impidió regresar a Israel tras el acuerdo de armisticio. Sus casas y bienes fueron

arrasados o apropiados por el Estado israelí.

Entre los habituales mantras que recitan los israelíes para justificar lo anterior figura éste: "Israel aceptó el plan de partición de la ONU

y los árabes no, por lo que todo lo que ocurrió después es culpa los árabes". Lo que taimadamente se omite al decir eso es que los

árabes palestinos constituían entre un tercio y la mitad de la población del territorio asignado al hogar nacional judío (según diversos

informes de las Naciones Unidas). ¿Por qué deberían estas personas, cuyos antepasados vivieron allí durante generaciones, aceptar vivir

en una patria ajena? Imagínese, por ejemplo, la reacción de los franceses belgas si la ONU designara a su país como "hogar nacional

flamenco".

Pero el principal mantra con el que se aporrea la conciencia de cada ciudadano israelí desde el jardín de infancia es el argumento de

que en 1948 se trataba de "o ellos o nosotros", "los árabes nos habrían arrojado en el mar si no hubiéramos establecido un Estado de

mayoría judía y no hubiéramos creado un ejército poderoso", etc. Tengo mis dudas sobre ese sonsonete, pero supongamos que por un

momento que las cosas hubieran sido efectivamente así. Entonces llegó el año 1967 y la Guerra de los Seis Días.

Otro capítulo en la "lucha por la existencia" de Israel en contra de árabes recalcitrantes que seguían intentando arrojarnos al mar. En un

primer momento eso es lo que parecía. Yo, al igual que la mayoría de mis compatriotas, me creí durante muchos años que 1967 fue de

hecho un momento de peligro existencial para Israel. Hasta que me tropecé con algunas elocuentes palabras pronunciadas por nuestros

propios líderes [4]:

"(a) The New York Times citó el discurso que el Primer Ministro Menachem Begin (1977-83) pronunció en agosto de 1982 y en el que

dijo: «En junio de 1967 tuvimos una elección. Las concentraciones del ejército egipcio en el Sinaí no constituían una prueba de que (el

Presidente Gamal Abdel) Nasser (1956-70) estuviera realmente a punto de atacarnos. Debemos ser honestos con nosotros mismos.

Decidimos atacarlo nosotros».

(b) En febrero de 1968 Yitzhak Rabin, dos veces Primer Ministro de Israel (1974-77 y 1992-95), confesó lo siguiente al diario francés Le

Monde: «No creo que Nasser quisiera la guerra. Las dos divisiones que envió al Sinaí el 14 de mayo no habrían sido suficientes para

iniciar una ofensiva contra Israel. Él lo sabía y nosotros lo sabíamos».

(c) El general Mordejai Hod, Comandante de la Fuerza Aérea israelí durante la Guerra de los Seis Días, dijo en 1978: "Aquellos ochenta

minutos iniciales [de la guerra de los Seis Días] fueron el resultado de 16 años de planificación. Vivíamos con el plan, dormíamos con el

plan, comíamos el plan. Lo íbamos perfeccionando constantemente».

(d) El general Haim Barlev, jefe del ejército israelí, dijo a Ma ariv en abril de 1972: «En vísperas de la Guerra de los Seis Días no nos

amenazaba ningún genocidio y jamás barajamos esa posibilidad".

Así pues, en lugar de "frustrar un peligro existencial" en 1967 el Estado de Israel llevó a cabo una operación militar efectiva para

apoderarse de más territorio. No hay nada nuevo en esa propaganda sobre el supuesto "peligro existencial". Antes que los israelíes

muchos otros conquistadores y ocupantes a lo largo de la Historia Antigua y Moderna maquillaron la adquisición de territorio por medio

de la conquista embelleciéndola con eufemismos agradables tales como "destino manifiesto", "carga del hombre blanco", "difundir la

verdadera religión / la cultura / la democracia", o lo que fuere.

Al lector tal vez le interese saber que la conquista de territorios realizada en 1967 por el Estado de Israel había sido vaticinada veinte

años antes por Ben-Gurion en la época del plan de partición (supuestamente aceptado por los dirigentes sionistas). Véanse las

siguientes citas de Ben-Gurion, recopiladas en el libro de un historiador israelí [5]:

"Así como no veo en el Estado judío propuesto una solución definitiva a los problemas del pueblo judío, igualmente no veo la partición

como la solución definitiva de la cuestión de Palestina. Los que rechazan la partición tienen razón al afirmar que este país no puede ser

dividido porque constituye una unidad, no sólo desde un punto de vista histórico sino también desde el punto de vista físico y

económico".

"Una vez establecido el Estado [judío] crearemos un gran ejército, aboliremos la partición y nos expandiremos a toda Palestina".

Me pregunto si en algún momento de la historia ha habido alguna asociación de personas que se haya apropiado de bienes ajenos por

la fuerza bruta y que se hayan juzgado a sí mismos con tanta indulgencia. Una y otra vez los conquistadores se han considerado a sí

mismos como víctimas involuntarias de las circunstancias y de los bárbaros (¡sus propias víctimas!) contra los que lamentablemente

tienen que proteger sus derechos. Considérense las siguientes manifestaciones de Benny Morris, un historiador que documentó la

limpieza étnica de 1948. En una entrevista a Morris del año 2004 publicada en Haaretz se puede leer lo siguiente [6]:

"Q: El título del libro que ahora está publicando usted en hebreo es "Víctimas". Así pues, finalmente su argumento es que de las dos

víctimas de este conflicto, nosotros [los israelíes] somos las mayores.

Morris: Sí. Exactamente. Somos las mayores víctimas a lo largo de la historia y también las mayores víctimas potenciales. Aunque

estamos oprimiendo a los palestinos somos la parte más débil aquí. Somos una pequeña minoría en medio de un océano de árabes

hostiles que nos quieren eliminar".

Esta opinión es representativa de la corriente de pensamiento mayoritaria en Israel. Con el paso de los años ha sido elevada a la

categoría de axioma y probablemente ninguna oferta razonable de paz (por ejemplo la última oferta Saudí) será capaz de hacer mella

en ella. Los israelíes están usando este eslogan para eximirse a sí mismos de la obligación humana de comportarse decentemente con

los palestinos. La mayoría de judíos de Israel se han autoconvencido de que tienen un derecho moral a expropiar y expulsar a los

palestinos porque los palestinos son tan bárbaros que no respondieron a las "generosas ofertas de paz" de Israel y "sólo querían

arrojarnos al mar". Porque somos una nación de supervivientes del Holocausto. Mis compatriotas se veían a sí mismos como

protagonistas de una versión moderna de "El Señor de los Anillos" de Tolkien, protagonizándola, por supuesto, como hermosos elfos

forzados por su adverso destino a combatir a los feos íncubos palestinos (íncubos = "terroristas"). La piedad humana no se aplica a los

"terroristas". Nadie hace concesiones territoriales o acuerdos de paz con "terroristas".

Lo anterior explica la masiva participación de los, por lo demás, normales y más o menos decentes israelíes en los programas de

limpieza étnica actualmente en marcha. ¿Cómo si no se puede explicar que un anciano moribundo y su esposa sean sacados por la

fuerza de su apartamento en Jerusalén oriental para hacer sitio a los colonos judíos? ¿Cómo comprender que el "Museo de la

Tolerancia" se construya en Jerusalén sobre el solar de un antiguo cementerio musulmán? ¿O la ofensiva israelí en Cisjordania contra los

orfanatos mantenidos por organismos de beneficencia islámicos? ¿O los progromos que perpetran en Hebrón y en otras partes de los

territorios ocupados gángsters-colonos judíos financiados por el Estado de Israel? ¿O el sadismo generalizado con el que los soldados

israelíes tratan a los detenidos palestinos? ¿O los asaltos a los hogares palestinos durante incursiones militares nocturnas en ciudades y

aldeas palestinas? ¿O las demoliciones de hogares palestinos en Cisjordania y Jerusalén oriental con el obsceno pretexto de ser

"construcciones ilegales"? ¿O el sistemático latrocinio de tierras palestinas para beneficio de los colonos judíos? Y así muchas cosas más

[7].

La Franja de Gaza es el lugar donde el sadismo israelí con ínfulas de superioridad moral ha alcanzado nuevas cotas. La Franja está

densamente poblada, en su mayor parte por descendientes de los palestinos expulsados en 1948. Mucho antes de la segunda Intifada

los israelíes confiscaron lo más selecto del territorio de Gaza a lo largo de la playa (cerca de 1/4 de la superficie de la Franja) para

asentar allí a unos pocos miles de colonos judíos. Así y todo, un millón y medio de palestinos de Gaza llevaban un tipo de vida normal

(bajo ocupación israelí) cultivando frutas y verduras, fabricando materiales de construcción y otros productos para el mercado israelí y

trabajando como jornaleros en el interior de la Línea Verde. Antes de la segunda Intifada a Israel llegaba muy poco terror procedente

de Gaza.

Sin embargo, desde el comienzo de la Intifada (año y medio antes de que los palestinos lanzaran el primer cohete contra territorio

israelí) el ejército israelí inició la destrucción sistemática de la Franja. Los israelíes llevaron a cabo incursiones cada pocas semanas y

destruyeron fábricas y talleres, carreteras, labranzas, casas, y todo lo que se les ocurriera. Los israelíes cerraron el acceso de los

gazatíes a la economía israelí. Finalmente, los desesperados palestinos recurrieron a disparar cohetes Kassam que rara vez causaban

víctimas o daños reales pero que servían como excelentes pretextos para la "acción" militar israelí".

Y entonces Sharon ejecutó su brillante movimiento de propaganda: la "desconexión" de Gaza. Toda la operación se vendió como una

prueba de la buena voluntad israelí. Los asentamientos israelíes de Gaza fueron efectivamente eliminados, pero el ejército se desplegó

alrededor de la Franja y la convirtió en una gigantesca prisión. El estrangulamiento económico de Gaza se intensificó hasta niveles

draconianos, especialmente después de que el gobierno de Hamas abortara el putsch de Fatah que habían auspiciado al alimón Israel y

USA. (No soy fan de Hamás, pero su gobierno fue elegido democráticamente por los palestinos). Hamas propuso en varias ocasiones

iniciar negociaciones con Israel sobre la base de las fronteras de 1967, pero los israelíes limitaron al máximo la difusión de esas

propuestas de Hamas e hicieron caso omiso de ellas. Con toda seguridad esas negociaciones habrían conseguido detener el

lanzamiento de Kassams, pero los dirigentes israelíes parecían interesados en que la violencia continuara. Los Kassam crearon una gran

oportunidad para degustar otra ración de la propaganda del "pobres de nosotros" y fueron una gran excusa para evitar satisfacer las

legítimas exigencias internacionales reclamando el fin de la masiva colonización de Cisjordania.

Por último, se negoció una tregua con Hamas. Desde el comienzo de la tregua el ministro de Defensa israelí Barak inició los preparativos

para un ataque masivo contra Gaza [8]. El 14 de noviembre la tregua con Hamas fue rota deliberadamente por orden de Barak cuando

los israelíes mataron a varios combatientes de Hamas. A esas muertes siguió una respuesta palestina totalmente previsible: la

cancelación de la tregua y una salva de cohetes. El bombardeo fue utilizado por Barak como pretexto para justificar una operación a

gran escala que incluía la masacre de cientos de gazatíes con misiles lanzados desde aviones. Esta exhibición de fuerza forma

evidentemente parte de la próxima campaña electoral de Barak y Livni, al precio de centenares de bajas palestinas y de algunas

israelíes (pues en el ínterin los palestinos han mejorado su puntería). En una próxima operación terrestre los soldados israelíes también

son susceptibles de pagar con sus vidas esta modalidad de campaña electoral.

¿Saben cómo interpreta todo lo anterior el israelí de a pie? Así: «Nosotros, los israelíes, en un acto de auto-sacrificio, expulsamos a

pobres colonos judíos de sus "hogares" en la Franja de Gaza y les dimos a los palestinos una oportunidad de vivir una existencia libre y

feliz. Pero los palestinos rechazaron nuestros esfuerzos de paz y prefirieron seguir alimentando su adicción a "arrojar judíos al mar".

Gaza podía haberse convertido en una nueva Singapur, pero en lugar de eso los gazatíes prefirieron disparar cohetes contra los

israelíes".

La retirada israelí de Gaza fue así un movimiento brillante por parte de ese genio del mal llamado Sharon. Proporcionó al israelí medio

una absolución moral general. Los palestinos les habían "decepcionado". Ahora los dirigentes israelíes pueden hacer con los palestinos

lo que les plazca. No esperen ni la más mínima protesta pública por parte del público judío israelí, a excepción de una pequeña minoría

de "judíos auto-odiadores" como la persona que suscribe.

Créanme, estos judíos israelíes que se inscriben en la corriente de pensamiento mayoritario no son monstruos congénitos.

Simplemente, no conocen nada mejor. Desgraciadamente yo solía ser una de ellos. Entonces un día me tropecé en Cisjordania, más o

menos por casualidad, con un grupo de activistas. Hice algunos amigos palestinos y finalmente llegué a comprender el carácter criminal

del trato que inflinge mi país a los palestinos. Y he aprendido a hacer caso omiso de la dosis diaria de propaganda absurda que los

medio de comunicación suministran a mis compatriotas en lugar de noticias. Pero, ¿cómo convencer a mis compatriotas de que no

escuchen esa propaganda? No lo sé.

Por otra parte, no tiene por qué ser así. Además de los cuatro o más millones de palestinos apátridas que viven en los territorios

ocupados hay cerca de un millón de palestinos que viven dentro de la Línea Verde y que tienen ciudadanía israelí. A pesar del

considerable racismo interior, muchos de esos ciudadanos palestinos están profundamente implicados en la sociedad israelí. Hay

médicos y enfermeras árabes en los hospitales israelíes, estudiantes árabes en las universidades israelíes, etc. Existe un notable grado

de coexistencia y cooperación entre judíos y árabes allí. Pero un colega judío de la corriente mayoritaria que podría tratar a su

compañero de trabajo árabe de forma perfectamente decente seguiría estando orgulloso de un hijo soldado que se encontrara

"sirviendo al país" en los Territorios Ocupados. Él o ella seguiría repitiendo la propaganda racista sobre el "peligro demográfico"

representado para el Estado de Israel por sus ciudadanos árabes, se creería los sanguinarios discursos televisivos de los generales y exgenerales,

y votaría por cualquiera de los tres principales partidos sionistas, el Likud, Kadima y el Laborista, cuyos dirigentes llevan años

entregados a tareas de limpieza étnica.

Por el bien de las dos naciones que viven en este país esta ignominia debe cesar. Debe ser detenida por la presión externa, porque

dentro de Israel en la actualidad no existen fuerzas políticas significativas capaces de plantarle cara. Por favor, amigos míos, hagan algo,

y háganlo urgentemente. Y, por favor, hagan caso omiso de las eternas "negociaciones" entre nuestro gobierno y la impotente

Autoridad Palestina: no son más que una tapadera para avanzar aún más en la pieza étnica. Si no me creen, vengan a ver la masiva

construcción de asentamientos en Jerusalén oriental y Cisjordania y los muros de los guetos palestinos.

Victoria Buch es académica israelí y activista del movimiento contra la Ocupación.

[1] La Piedad de Todo, libro de Amos Elon sobre los judíos alemanes.

[2] De una reseña sobre el libro de Makdisi: Inside Out Palestina, Lena Tuffaha Khalaf, IMEU 2008.

[3] Las víctimas justas, de Benny Morris

[4] Recopilados por Stephen Lendman. Véase: http://www.zmag.org/znet/viewArticle/15348) [5] El nacimiento de Israel: Mitos y

realidades, de Simha Flapan

[6] El texto completo de la entrevista se encuentra en el sitio web de Counterpunch

[7] *Se puede encontrar información, por ejemplo en la revista Ocupación, sitio web del movimiento activista israelí contra la

Ocupación.

[8] Desinformación, secretismo y mentiras: cómo se urdió la ofensiva contra Gaza, de Barak Ravid, Haaretz

http://www.haaretz.com/hasen/spages/1050426.html

Fuente: http://www.counterpunch.org/buch01062009.html